Las subvenciones al carbón encarecerían en unos 18,5 euros al año una factura media de 685 euros. Una cantidad bastante asumible si se compara con el resto de ayudas. Según los datos proporcionados por Gas Natural, el recibo eléctrico de los españoles adolece de un pesado coste a cargo de las subvenciones: en 2012 supondrán el 57,6% del montante total.
Pero de este 57,6% -10.650 millones de euros- las ayudas al carbón representan únicamente 400 millones este año. La parte del león es para las energías renovables, 7.600 millones. Otros 1.900 millones se destinan a subvencionar el suministro a los consumidores de Baleares y Canarias –cuyo carácter insular hacen más costoso su suministro-, 500 millones van para asegurar el suministro ininterrumpido de los “grandes consumidores” y 250 millones están dirigidos al bono social.
Es decir, las primas a la energía renovable suponen un gasto para el consumidor de más de 281 euros al año (con una factura media de 685 euros). Una cantidad mucho más voluminosa que la de las ayudas al carbón. Además, y a diferencia de las subvenciones a la minería, el importe de las subvención a las renovables sigue creciendo: tras la introducción del Real Decreto 13/2012, que incorporó a la legislación española varias normas comunitarias en materia energética, el peso de la energía verde en la factura subirá en 1.000 millones de euros por año en 2012 y 2013.
Cuestión aparte es la de que la minería del carbón deba ser subvencionada. O tal vez precisamente porque la producción de carbón sólo cubre una mínima parte del consumo energético en España. En todo caso, el destino del sector estaba sellado desde que, en diciembre de 2010, la UE aprobara una reducción progresiva de las ayudas, que tendrían que finalizar para 2018.
Para este año, el presupuesto total al sector alcanza los 654,4 millones de euros, si bien 320 millones están dedicados a prejubilaciones. Para ayudas a la explotación, el presupuesto es de 187,5 millones. El peso de las subvenciones cae respecto al año anterior, una reducción ya prevista por el plan implementado por José Luis Rodríguez Zapatero: las ayudas a la explotación fueron finalmente de 227 millones el año anterior.
Al fuerte peso de las subvenciones, la factura de la luz incorpora el déficit de tarifa, es decir, la diferencia entre lo que paga el consumidor en su factura y el coste reconocido por la compañía eléctrica. Este déficit se financiaba con deuda emitida por el Estado, cuyo volumen fue creciendo hasta sumar unos 24.000 millones de euros.
La idea de abaratar la factura generando esta deuda se ha vuelto en contra del consumidor. En 2012, se incorporan a la factura 2.200 millones extras por culpa de este déficit, en concepto de pago del principal que vence en el año más los intereses de la deuda. Es decir el déficit tarifario supone unos 81,5 euros más en cada recibo de la luz. De nuevo, una cantidad mayor que la generada por la subvención al carbón.
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