el "esclavo" como unidad de medida energética


Hace tiempo, cierto amigo me comentó que la esclavitud no se había abolido porque hubiera una serie de poderosos hombres buscando el bien de los demás. Que eso era lo que nos vendían. En realidad, según me comentó, fue porque tener esclavos era más caro que tener gente trabajando con salario. En aquel momento reí con total incredulidad. Vosotros, que sois más hábiles que yo, me lo podréis razonar económicamente. Yo voy a argumentar que realmente es así energéticamente. Veamos si es más barato pagar por la energía (sobre todo la eléctrica) o tener esclavos que nos la produzcan. Por ello, he de empezar hablando de algo de potencia y energía.

En los tiempos de Watt la fuerza se cuantificaba en caballos. La expresión deriva de horsepower, término acuñado por James Watt, el famoso ingeniero, en 1782. Gracias a él, aquellos cacharros que consumían ingentes cantidades de vapor pasaron a ser mucho más eficientes y potentes.

Watt empleaba el caballo como la fuerza motriz que hacía girar el cabrestante que se utilizaba para izar cubos cargados de carbón desde lo profundo de las minas y quiso averiguar cuántos caballos necesitaba para elevar un cubo lleno en un determinado lapso de tiempo. Comprobó que un caballo era capaz de tirar de un peso de algo más de 80 kilogramos caminando una distancia de unos 55 metros en un minuto. Así que, según Watt, eso era un caballo. Hoy diríamos que son 746 vatios.

Para que os hagáis una idea, tomemos como referencia la Torre Eiffel y le montamos una polea y los mecanismos que hagan falta. Subimos un hombre de ese mismo peso (80 Kg) la misma distancia (55 metros). Pues bien, análogamente al caso anterior un caballo tardaría un minuto en hacer subir al desdichado hombre hasta esa altura, que es apenas una quinta parte de la Torre que, recordemos, tiene unos 300 metros de altura.

En vez de poner un caballo, intentaremos hacer que sea un hombre quien lo suba: ¿podrá hacerlo? Mejor, en vez de intentar subir un hombre de 80 Kg subiremos un niño de unos 20 Kg. Como hemos dividido el peso entre 4, si lo hiciéramos en el mismo tiempo que el caballo podía subir a un hombre, seríamos capaces de desarrollar un cuarto de caballo. Pero realmente tardaremos más, unos dos minutos y medio, con lo que nuestra potencia es, en realidad, la décima parte de un caballo, es decir, 74,6 vatios.

Si ponemos un coche con un motor de 60 caballos podríamos hacer subir ese mismo hombre hasta lo alto de la torre en 6 segundos. Una diferencia asombrosa, ¿verdad?

Bien, vamos a definir esta nueva unidad: la potencia que puede desarrollar un hombre, y la llamaremos esclavo, que es la décima parte de un caballo, o sea aproximadamente 75 vatios. Muestro las igualdades (de forma aproximada):

1 esclavo = 75 vatios.
1 kilovatio hora = 13 esclavos hora = 0,5 esclavos día.

Y ya podéis sospechar la relación entre la energía y la esclavitud. De hecho, utilizar el vatio o el caballo y no el esclavo como medida de la potencia ha contribuido a aumentar el divorcio entre nuestra forma de entender la potencia de las máquinas respecto las personas. Si el etiquetado de la potencia de las máquinas estuviera traducido también a esclavos necesarios tendríamos una idea mucho mejor de cómo estamos tirando de combustibles fósiles, energía nuclear y demás.

Como la mayoría de nuestros modernos aparatos funcionan con electricidad la generaremos haciendo que un esclavo vaya corriendo alrededor de un cabrestante conectado a un generador eléctrico. Y ahora pensemos en las cosas que tenemos habitualmente por casa.

Para mantener una bombilla eléctrica de 75 vatios necesitamos un esclavo. Hay que reconocer que en nuestras casas no es extraño que tengamos montones de bombillas encendidas en diferentes estancias de la misma. Digamos que, sumando potencias, tenemos 300 vatios encendidos. Pues bien, sólo para eso necesitamos cuatro esclavos.

Luego, nevera, TV, calentadores, etc. Para la nevera necesitamos otro esclavo, para nuestra TV encendida otro más y para nuestra cafetera (la mayoría de hervidores eléctricos tienen una potencia de 3 kW) unos 40 esclavos. Estos 40 esclavos son necesarios para que podamos tomar nuestro té o café en minuto y medio, pues si pusiéramos un solo esclavo a calentar el agua tardaría 40 veces más o, lo que es lo mismo, necesitaríamos 1 hora para hacernos un café.

Las lavadoras domésticas llevan un motor de hasta 250 vatios de potencia, es decir, un tercio de caballo, lo cual es más del doble de lo que podría generar un esclavo. Un ciclo completo de lavadora dura alrededor de una hora. Por otro lado, si queremos que se lave con agua caliente, la máquina consumiría 1 kilovatio/hora, o sea 3 veces más de energía de la necesaria para hacer girar el tambor. Vamos, que el pobre esclavo tendrá que pasarse doce horas para calentar el agua con que se lavará la ropa. Y encima, cuando acabe, tendrá que cambiarse de ropa otra vez.

Y fijaos en la cantidad de esclavos que necesitamos sólo por unas tristes bombillas, TV, nevera, cafetera, lavadora, etc. Y claro, todos queremos tener nuestro coche, con lo que necesitamos unos 600 esclavos más para nuestros rápidos desplazamientos.

Ahora bien, ¿imagináis el coste de mantener a todos esos esclavos trabajando para nosotros? Sí, claro, todo es cuestión de abaratar costes, así que nos quejaríamos de los gastos en alimentos, un lugar para que vivieran (apartados de nosotros, por supuesto), de que hicieran sus necesidades, de que intentaran fugarse (por lo que necesitaríamos vigilantes), de que estarían desmotivados (por lo que tendríamos que contratar a un capataz con buen látigo).

¿Y cuál es el coste de la energía eléctrica? Pues aproximadamente 12 céntimos de euro el kilovatio hora, o sea, 1000 vatios de potencia durante una hora. Si un esclavo trabajara durante las 24 horas del día nos proporcionaría en total 1,8 kilovatios hora (insisto, necesitaría 24 horas para conseguir esos 1,8 kilovatios hora) cuyo precio es aproximadamente 22 céntimos de euro. En otras palabras: pagamos a 22 céntimos de euro lo que un esclavo nos daría en un día de trabajo. ¿Alguien estaría dispuesto a cobrar 22 céntimos de euro por todo un día de trabajo?

Por ejemplo, para hacernos un café decíamos que necesitábamos 3 kW durante un minuto y medio. Por tanto, 3*1,5/60=0,075 kilovatios hora, con lo que pagaremos prácticamente 1 céntimo de euro en energía. Y decíamos que necesitábamos 40 esclavos para hacer ese trabajo o un esclavo trabajando durante una hora. ¿Qué preferís, tener esclavos o energía eléctrica?

Y ya puestos, es bueno saber que una excavadora (150 kW) consume unos 2.000 esclavos, un tren de alta velocidad (4.500 kW) consume el equivalente a unos 60.000 esclavos y un avión (90.000 kW) consume aproximadamente 1.200.000 esclavos.

Cuando se agoten los combustibles fósiles y todavía no tengamos en marcha la fusión nuclear (visto lo que se invierte en investigación y desarrollo) no puedo dejar de preguntarme cuánto tiempo tardará en volver la esclavitud a la sociedad que tan abolida está hoy.





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