En los últimos meses he leído mucha información sobre la crisis a la que nos enfrentamos. Una crisis en un mundo ya globalizado, en que los sistemas financieros parecen haber llegado a un punto sin retorno. Un entorno inflacionista, con recesión en muchas economías mundiales. Una crisis que ha afectado de forma directa al sector más tradicional, el ladrillo. Subidas del barril de petróleo que han rondado los 150$, con los analistas internacionales previendo subidas hasta los 200$. Subidas en los precios de alimentos provocados por la creciente demanda de los biocombustibles, y los problemas de hambre derivados de estas subidas en los países del tercer mundo...y mientras tanto, todos seguimos viviendo las mismas vidas, sigue habiendo países que están en crecimiento y que demandan lo que en Europa y Norteamérica se ha vivido en las últimas décadas.
Al final, nuestro estilo de vida, que no cambiamos, y el crecimiento de los países emergentes, que quieren tener ese mismo estilo de vida, se basa y es posible gracias a un sólo factor: LA ENERGIA.
La energía, motor del desarrolo desde el siglo XIX, depende desde entonces de los recursos fósiles, que por su naturaleza, son recursos limitados. Desde el año 2.005 la producción mundial de petróleo anual, es igual o inferior a la demanda mundial anual, lo que supone, que desde hace ya unos años, no hay excedentes. Pero además hay muchos países que desde hace años, ven disminuir su producción de petróleo, después de haber alcanzado su pico de explotación. Un ejemplo es Estados Unidos, que sólo ha conseguido remontar en parte su producción, gracias a los últimos yacimientos descubiertos en Alaska.
La principal fuente de energía mundial es fósil, y el petróleo y el gas natural se agotan. No así el carbón, que además de no tener todos los usos que tiene el petróleo, sobre todo en transporte, es la fuente con mayores emisiones de CO2 en su combustión.
Y con esto, volvemos al pico de Hubbert. M.King Hubbert era un geofísicoestadounidiense que en los años 50 desarrollo un modelo de predicción de la producción de petróleo y gas natural. Según este modelo la producción de petróleo de una reserva experimenta una evolución descrita por una campana de Gauss (lento crecimiento al principio, rápido a continuación, llega a su cenit y decrece igual de rápido que creció), alcanzando su máximo cuando la mitad del petróleo ha sido extraído y a continuación decayendo. En el año 1956, Hubbert predijo la producción de petróleo en USA e indicó que llegaría a su pico entre los años 60 o principios de los 70. El pico se alcanzó en 1970, y desde entonces el modelo de Hubbert, que también predecía el pico mundial en el año 2.000, es un modelo ampliamente aceptado por la comunidad científica, no así por la industria petrolífera.
Un estudio del año 2006 de La Asociación para el estudio del Pico del Petróleo y el Gas, ASPO, ha indicado que el pico mundial de petróleo llegará en 2.010. 10 años más tarde de lo que el propio Hubbert predijo en su momento.
Si esto es así y la economía está descontando ya, una posible escasez de energía en los años próximos, esta crisis que acaba de empezar no va a ser ni corta, como los que dicen que en dos o tres años estará superada, ni larga, como dicen los más pesimistas que estiman su duración en 10 años.
Esta crisis es el inicio de un cambio drástico en nuestro estilo de vida. No estoy hablando de situaciones dramáticas tipo Malthus, sino de eliminar determinadas comodidades que en el primer mundo hemos introducido en nuestras vidas, a las que tendremos que renunciar, sino conseguimos fuentes alternativas al petróleo y el gas natural, y que como el petróleo refinado, sean fácilmente acumulables y transportables para poder ser utilizadas de forma individual o colectiva en el transporte.
Europa tiene prevista la construcción de miles de kilómetros de carril bici urbano en los próximos años, pero ¿qué pasará con las zonas suburbanas situadas a más de 40 kilómetros de las ciudades? El transporte desde estas zonas a los centros de trabajo no sería factible si no dispusiésemos de los medios de transporte actuales, todos ellos dependientes de los recursos fósiles. ¿Qué ocurrirá con el tráfico marítimo que mueve la mayoría de las mercancías mundiales?, ¿y con el transporte aéreo que ha permitido un mundo globalizado?. ¿Cómo calentaremos nuestros hogares si hay escasez de gas natural y miedo a la creación de centrales nucleares de fisión?.¿Volveremos al uso de carbón pese a sus fuertes emisiones de CO2?.¿Primaremos los biocombustibles eliminando tierras de cultivo que hoy se destinan a la alimentación?.
Se avecinan tiempos de cambios. Tiempos en que la humanidad siempre ha demostrado creatividad y capacidad de adaptación al entorno. Y ahora más que nunca, se debería primar desde los gobiernos e instituciones públicas, la investigación y la creatividad en todo lo relacionado con la energía, con su producción y con un consumo sostenible. Porque tenemos por delante muchos retos en los años venideros.
Nuestro reto es encontrar fuentes alternativas de energía no contaminantes.
Nuestro reto es ahorrar energía e intentar mantener las comodidades a las que nos hemos acostumbrado sin aumentar la producción energética. Conseguir un consumo racional y eficiente de la energía.
Nuestro reto es que la energía no sea un bien escaso y todo el mundo, sin apellidos de primer, tercer o cuarto mundo, tenga acceso de forma barata a la energía y al desarrollo que nos regala.
Nuestro reto es que la energía que generemos y consumamos no destruya nuestro planeta y nuestra especie.
Nuestro reto es volver a estar en armonía con la Tierra.
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